viernes, 3 de enero de 2014

solamente el fin del mundo

Edfú sigue parado enfrente mío mirando al suelo arrepentido. Por un momento me entran ganas de llegar hasta él , abrazarlo y consolarlo, las tengo hasta que analizo lo que ha pasado.
Me ha besado. El dios Horus me ha besado y no estoy segura de que eso esté bien, al menos para mí. Tengo un puñal clavado en el pecho pero reúno el valor suficiente para susurrar:
-Deberías irte- Cojo aire y vuelvo a hablar- Pronto alguien pasará por aquí y preguntará quién eres.- Carraspeo, incómoda- Y yo tengo, hum, cosas que hacer y eso.- Me doy la vuelta para marcharme pero el sonido de su voz me lo impide.
-Lo siento, no pretendía hacer eso- Su mirada choca con la mía y por un momento es como si sus ojos plateados pudiesen en los lugares más recónditos de mi mente, aunque seguramente sea eso lo que están haciendo. – Por favor, necesito tu ayuda.- Otra vez esa palabra, te necesito, te necesito, me encantaría que dejase de decir eso y cerrase la boca.- No te mentía cuando te dije que estamos en peligro y tampoco he sido yo el que ha decidido esto, yo solo soy el mensajero.- Y después empieza a murmurar cosas de las que solo logro entender menos de la mitad.- Aunque bien pensado no deberían haberme mandado (…) Thot debería ser el que estuviese aquí…-
-¿Thot?- le interrumpo- ¿Thot, como, el dios del conocimiento?
-¿Le conoces?- Pregunta, algo sorprendido.
-Mi madre me habló de él.
Después de que Isis me ayudase pude recordar mi pasado, entre eso el dato de que al parecer mi madre es una famosa arqueóloga dedicada a la egiptología, así que ahora no me extraña tanto que sepa leer jeroglíficos o que sepa hablar el idioma, aunque sigue siendo raro.
Esta a punto de volver a abrir la boca pero le corto.
-Mira Horus, muchas gracias por tu visita, ha sido un placer volver a verte, no sigas creciendo y esas cosas, pero ahora enserio, me gustaría que te fueras.
-Grace…
-No. No lo digo como cualquier cosa. Quiero que te vayas, que te vayas de mi vida y te agradecería mucho que no volvieras.
-Pero…
Cojo aire y suspiro antes de volver a interrumpirle.
-Escucha, no quiero convertirme en la típica chica de la típica historia cual vida cambia después de conocer al típico chico que es el perfecto centro del mundo, ¿vale? Quiero ser yo la que escriba mi propio destino y no necesito tu ayuda para lograrlo.
Me doy la vuelta para dejarlo atrás (otra vez) pero un brillante muro azul transparente me lo impide. Y vuelvo a voltearme cuando le oigo gritar, parece furioso.
-¿¡crees que esto tiene algo que ver conmigo, contigo, con nosotros?! ¡Esto nos supera a todos! ¡Ni siquiera los dioses estamos a salvo! ¡Todo esto será destruido, no solo ahora, sino también en tu tiempo! ¡Si el mundo se destruye ahora afectará también a tu futuro! ¡Nadie saldrá impune!- Golpea al aire con el puño hacia abajo y la arena sale volando en todas direcciones en la zona donde hubiese impactado el golpe.- ¡Maldita sea, ni siquiera el mismísimo Ra sabe que hacer!
Se me abre la boca del asombro. Este es el Edfú que yo conozco, pero al parecer con muchos más problemas, el fin del mundo nada más y nada menos. Al parecer no se le puede dejar solo ni un momento.
-No soy yo el que ha decidido acudir a ti. Si por mi fuera habría dejado que continuases por tu cuenta.
Noto una presión pero la despejo. Estoy aturdida.
-Entonces… me estas diciendo que los dioses…
-Exacto, son ellos los que te han convocado y si ellos te convocan no te queda más remedio que ir.
Cojo aire y asiento. Él parece satisfecho así que sin acercarse a mi me tiende una mano y yo lo miro mal.
-Necesitas sujetarme a mí para llegar.- Poso la mano, apenas rozando la suya. Él pone los ojos en blanco.- debes sujetarte fuerte, sino podrías  acabar descuartizada en cualquier parte del mundo.
-Sí, capitán.- digo irónica y le agarro la mano con fuerza.
Sonríe de medio lado y suelta un:
-Mejor.

Después de eso la arena empieza a rodearnos y me siento desaparecer poco a poco.

1 comentario: