jueves, 4 de julio de 2013

El verdadero Edfú



El resto de la semana tiene un ritmo muy monótono. Jeneret nos consiguió otra manta y pudimos dormir cada uno en nuestra cama. Yo me levantaba por la mañana e iba a desayunar con los demás, después le llevaba a Edfú su comida hasta que pudo levantarse y caminar. El efecto en el campamento fue inmediato, todos se apartaban para dejarle pasar al verlo. Yo sigo sin entender esto, me refiero, Edfú es imponente y aterrador muchas veces pero hay una gran cantidad de gente aquí que le  duplica en edad y aún así se apartan, como cachorrillos asustados. A mí todos me miran como si fuese una pequeña hormiga en comparación con ellos, cosa que supongo, es verdad. Todos son o han sido ladrones, incluso a los niños que han nacido aquí se les está enseñando a serlo.
Y por eso no me entristezco cuando Edfú decide que ya es hora de volver a emprender nuestro viaje. Recogemos todas nuestras pertenencias y Jeneret nos proporciona comida y agua para unos días. Una pequeña escolta nos lleva hasta la ciudad mas cercana, y allí se van. Nadie nos despide, tampoco lo encuentro raro, de todas maneras no conocíamos realmente a nadie.
Caminamos varias horas, escondiéndonos de vez en cuando de la guardia del faraón que patrulla por las calles. No entiendo demasiado por que lo hacemos pero Edfú insiste en que es necesario.


A los dos días de camino Edfú decide que tengo que entrenar y que si por casualidad vuelven a atacarnos no me quede quieta para (Palabras textuales) que me destripen como a un pescado mientras él hace todo el trabajo. Nos detenemos en un claro con ruinas de piedra que debieron pertenecer a la época prehistórica.
-En guardia.- Dice
Levanto una ceja, mirándole.
-No me has dado ningún arma.-
Su postura es relajada y su voz firme cuando dice:
-Pues claro que no, no quiero que te amputes un brazo.-Sonríe todavía más- Por ahora.
Decido ignorar su último comentario.
-¿Y como se supone que voy a ponerme en guardia si no tengo ningún arma?- Le replico
Pone los ojos en blanco y viene hacia mí.
-Tienes que aprender a ponerte en posición antes de empuñar un arma. Un pájaro tiene que aprender a extender las alas antes que a volar.-
-¿Me estás comparando con un pájaro?-
-Eso es lo que hago.-
-Eres increíble.-
-Me lo dicen mucho.- Cuando termina de decir esto, me guiña un ojo.
-Eres insufrible.-
-Eso también me lo dicen mucho.-
Empieza a indicarme en que posición ponerme y donde debe ir cada pie y cada mano hasta que considera que lo hago medianamente bien. Después entrenamos en combate cuerpo a cuerpo hasta que consigo pasar media hora sin que me tire al suelo.
Cuando terminamos me tumbo en la arena, sudando. Edfú parece que acabe de echarse una siesta, descansado y fresco como una rosa. Se tumba a mi lado y levanta la cabeza para ver las primeras estrellas. Llevamos varias horas entrenando y está anocheciendo.
Cuando mi respiración se vuelve normal de nuevo, le miro, decidida a preguntarle algo que me ha estado rondando por la cabeza desde que le conocí. Respiro hondo, me armo de valor y pregunto:
-Edfú ¿Cuántos años tienes?-
Gira su cabeza y esboza una triste sonrisa.
-Diecisiete.-
Me cuesta creerlo. Por su apariencia podría ser perfectamente un adolescente normal, pero en sus ojos hay una tristeza de alguien que ha vivido muchos años más. Nos quedamos en silencio un rato hasta que él lo rompe.
-Tienes unos ojos muy bonitos.-
Noto como la sangre me sube a las mejillas y aparto la vista.
-Son marrones, casi negros, no tienen nada especial.-
-Grace- Pronuncia mi nombre de una forma muy distinta a como lo hace normalmente y vuelvo a fijar mi mirada en él- El color no importa, lo que importa es lo que reflejan.
Me quedo sin aliento. No recuerdo nada de mi pasado, pero sí tengo claro que nunca nadie me había dicho nada parecido. Todo lo contrario, tengo un presentimiento de que no me trataban demasiado bien.
-Hey, no he dicho que tengas unos ojos preciosos para que ahora los llenes de lágrimas.- Me aparta una pequeña gotita salada de la mejilla y se levanta- Voy a buscar leña, ahora vuelvo.-
Me quedo mirando como se va, con la boca abierta. Definitivamente le ha debido de dar un golpe de calor para que haya dejado de mirarme como si tuviese una enfermedad contagiosa.
¿Es este el verdadero Edfú? ¿Le ha pasado algo para que sea así con todo el mundo?¿Por eso es tan triste? ¿Por eso parece tan solo?
Me prometo averiguarlo. Averiguar la fuente de su tristeza y ayudarle a eliminarla si es necesario.
Interrumpo mis pensamientos cuando él vuelve, cargado de madera para una hoguera. Empieza a frotar dos piedras hasta que saltan chispas y la leña arde.
-¿Estás mejor?- Su voz vuelve a ser áspera y ya no hay rastro del cariño de antes.
-Divina.- Gruño
Suelta una carcajada, como si mi comentario le hubiese hecho gracia. Que tío más raro.
Cocinamos un pequeño animal que Edfú ha cazado antes mientras buscaba leña y nos lo comemos. Después simplemente nos tumbamos esperando a quedarnos dormidos.
-Somos tan insignificantes ante la vida, que por más que la programemos en cualquier momento puede cambiarlo todo.-
No tengo ni idea de por que he soltado esto de repente. Simplemente lo he pensado y lo he dicho  pero parece que a Edfú le ha impresionado. Me mira con la boca ligeramente entreabierta.
-Eres una de las personas más listas con las que me he cruzado en todos estos años, Grace Black.- Acaba diciendo por fin.
Muevo la mano, como si estuviese intentando apartar su comentario y restarle importancia.
-Solo he dicho lo que me pasaba por la cabeza.-
Él vuelve a recostarse en la arena.
-Eso solo respalda lo que he dicho.-
Voy a contestarle algo, pero veo que ha cerrado los ojos y su pecho sube y baja regularmente, así que yo también me vuelvo a tumbar, con un par de metros que nos separan, y me doy cuenta de algo. Puede que en ocasiones se comporte como un idiota, pero me ha estado cuidando y se ha preocupado por mí cuando todos los demás me han ignorado. Puede que tenga una familia en el lugar de donde vengo, o puede que no, pero si hay algo que tengo claro es que en estos momentos no me importa.
Él es mi casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario